martes, 4 de octubre de 2016

TRAS EL RASTRO DE ALICIA | CAPÍTULO 2

Querido Anónimo:


*Flashback*

Seguía el ritmo de la música con los dedos tamborileando la mesa absorta del ruido de la cafetería y de todo lo que allí pasaba. Os pondré en situación, hace media hora que el señorito Alan Salvat debería estar sentado en la silla desocupada de enfrente. Pero recalco que está desocupada. Siendo franca, no hay cosa que más me saque de quicio que la impuntualidad. Lo peor de todo esto es que mi mejor amigo lo sabe y lo hace a propósito. Vale, no. No lo hace a propósito, el pobre viene con retraso de fábrica y por eso siempre llega tarde. ¿Lo pillaron? ¡Venga que es bueno! Retraso de llegar tarde y retraso pues de retraso, ¿qué sino? Vale, vale, quizás no es tan bueno. Pero en fin, para qué sino están los amigos -como yo- si no hacen bulling.

-¡EH! ¡Morena! ¡Despierta!- tan centrada estaba en la nada que ni cuenta me dí de que el rey de Roma había llegado.

-Salvat, ¿qué te tengo dicho de llegar tarde? Tío, que parece que lo haces apropósito. ¿Es eso verdad? Lo haces para que me salgan canas verdes. Pues que sepas que mi genética es lo suficientemente buena para que eso no pase. Has perdido chaval. - le solté la riña más rápido que un coche de F1. Sinceramente, no sé cómo no me ahogué ni cómo el susodicho me entendió. En ese momento me miraba con una ceja alzada esperando algo más.

- A ver morena, no lo hago apropósito. O quizás sí, pero nunca lo sabrás

-Mira que me da igual, ese no es el punto. ¿Qué narices es tan importante como para que me saques de mi casa cuando estaba viendo Juegos de Tronos? Tu cabeza está en juego como no me convenzas - le apunté con el dedo mientras enfatizaba la serie dándole más dramatismo al asunto.

-Si, si. Lo que tu digas.- dijo mientras movía las manos restandole importancia- ¿Te acuerdas del chico ese que te dije, con el que me tropecé en la salida de tu piso? Pues resulta que hoy me ha hablado por whatsapp y me ha dicho de quedar este viernes.

Bien aquí es donde hago una aclaración bastante importante. Mi queridísimo Alan es gay. Si señoras de todo el mundo, el buenorro de Salvat es de la otra acera. ¡Qué desperdicio de niño! ¿Quién lo va a tratar mejor que una mujer? ¡Nadie! -bueno quizás no-. Es simplemente el chico perfecto, para qué mentir. Su rostro es el más varonil que haya visto alguna vez. Está cubierto por pequeños lunares esparcidos por el contorno de su mandíbula cuadrada de la que se puede apreciar el delicado rastro de la barba de unos días. Tiene unas pestañas envidiables, largas y más oscuras que una noche sin luna. Su cabello despeinado está ligeramente echado hacia atrás dandole un aspecto sexy. La camiseta negra se le ajusta con maestría a su cuerpo marcando su trabajo de operación bikini. Pero lo que mejor le sienta son los tatuajes que rodean sus biceps. Vamos que a cualquiera se le cae la baba con este bombón. No me sorprende que llame la atención de mi vecino Diego -aunque el tampoco está muy mal que digamos (sonrisa perversa)- os voy a desvelar un secreto, yo he nacido con un único objetivo en esta vida: cambiarle de acera.

-¿Y bien? ¿Eso era todo? ¡Que le corten la cabeza! - salté de la silla llamando la atención de los presentes mientras practicaba mi momento a lo Queen of hearts.  -Te voy a decir algo, ¿ves eso que está en tu mano? Se llama móvil, y sirve para comunicarse con las personas a distancia. - contesté "relajadamente".

-Alto ahí Ali, que no es para tanto. Si ya has visto la serie más veces de las que deberías - metió en mi boca unas cuantas servilletas en un intento de callarme. ¿Lo vieron? ¡Servilletas! Me quiere matar. Definitivamente me quiere matar, si no es su belleza, son las servilletas. - Necesito consejo. Más bien te necesito para.....- él seguía hablando de algo que no presté atención porque fue escuchar "te necesito" y mi mente me trasladó a una casa en el campo, niños corriendo por el pasto en busca de su padre quien venía con una sonrisa hacia su esposa, osea yo y Alan. - Y por eso es que... ¡Alicia de las Heras! ¿Me estás escuchando? - salí de mi empanamiento tan rápido como entré.

-Claro que si. Me necesitas.

-Bien pues vámonos.

-¿A dónde? 

-Niña tonta. Pues a dónde sino. A comprar ropa para mi cita.

Salí de la cafetería arrastrada por Alan quien parecía tener mucha prisa porque no le veo otro motivo para sacarme del local y descolocarme el brazo. Llegamos al centro comercial que había a dos calles de la cafetería para arreglar "el desastre de vestimenta" que decía tener mi amigo.

-Querida- me llamó la persona que sostenía mi brazo e impedía mi ingreso a la tienda. Se trataba de una señora mayor que daba a pensar su posición social, puesto que su ropa se encontraba sucia y gastada.

-¿Desea algo?- a ver..... yo puedo ser cortés si me lo planteo.

-He visto tu luz interior llegar a mí como la luz del sol más deseada el la oscuridad de este triste edificio.

-No la comprendo. - tiraba de mi brazo disimuladamente para soltarme de su agarre. ¡Sí que era fuerte la mujer!

-Vi tu futuro a través de tu aura. Te espera un largo camino por recorrer pero te falta la flecha que te indique como llegar.- respondió mientras se quitaba el collar que adornaba su cuello y lo colgaba en el mio. -No temas a lo que está por venir, eres fuerte e inteligente. La elegida entre otras muchas. Lo harás bien.

Y se marchó dejándome en la entrada de la tienda más tiesa que una estatua y más desorientada que una brújula con un imán al lado.

*Fin del Flashback*


GROSSES BISES


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